¿Como fuera si usted estuviera tan emocionado por Jesús como el leproso?
La parte de mi que es seguidor de la reglas siempre se molesta con el leproso en el pasaje evangélico de este domingo. ¡Jesús le dijo al leproso que no le contara a nadie que el habia sido curado y luego fue y se lo dijo a todo el mundo! ¿No debería Jesús darle un tiempo fuera o detención o enviarlo a la oficina del director por romper las reglas???
Y lo pensé en otra luz.
Pensé en una época en la que mi sobrino le dijo algo que no debería haber dicho. Mi sobrino, que tiene tres años, sabía que su madre estaba embarazada y también sabía que no debía decírselo a nadie todavía. Sin embargo, cuando estaba pasando el rato con su abuelo, no podu evitar decir "¡Adivina qué hay en la barriga de mamá!" Estaba tan emocionado por pronto tener un hermanito o hermanita que no podu evitar contarle a la gente. ¿Como fuera si estuviéramos tan entusiasmados con lo que Jesús ha hecho por nosotros? Es fácil quedar atrapado en las reglas y olvidarse lo emocionante que es que Jesús murió por nosotros, se resucito de la muerte, y quiere que vivamos en el cielo con él para siempre! Tratemos de recordar esa alegría esta semana. -Veronica
Evangelio: Marco 1, 40-45
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: Sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: “No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”.
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.