Queridos Feligreses,
A partir de los próximos cinco domingos hasta febrero, voy a copiar un ensayo escrito en el año 1885. Voy a editar este ensayo para acortar su tamaño, conservando las partes más importantes. Se titula “Nuestra memoria más dulce y nuestra esperanza más brillante”. Es una reflexión sobre nuestra pimera Sagrada Comunión, que es nuestra más dulce memoria y nuestra última Sagrada Comunión, que es nuestra más brillante esperanza.
La comparto con ustedes para guiarnos hacia la temporada de Cuaresma con una mirada fresca enfocada en la Eucaristía y en la Pascua. Este ensayo será presentado en cinco partes, siguiendo el orden una tras otra de principio a fin. Pido en mi oración que ustedes disfruten esta obra maestra espiritual y los ayude a preparar sus corazones para recibir la Sagrada Comunión en la Pascua con fervor y amor renovados.
I. “Nuestra memoria más dulce y nuestra esperanza más brillante”
El viajante que escala una empinada montaña se detiene con frecuencia en medio del ascenso, y dirige su mirada hacia la distancia que ha recorrido, y ahora sobre la que le falta por viajar, ama meditar las impresiones que ha recibido, y aquellas que le esperan por delante.
Ya está indudablemente muy fatigado. Sus pies ya tienen heridas por pisar las piedras y sus ropas desgarradas por las espinas del camino. Pero ¡Qué agradables recuerdos ha acumulado! Mientras va subiendo, el cielo se ve más sereno, el pasisaje se extiende antes sus ojos con más belleza y variedad; y si algo en particular le ha impactado más, un campo más verde, un arroyo de agua más clara, es esta imagen preciosa que conserva en su memoria y que le gusta más recorder. Sin duda alguna el cansancio va a aumentar y le esperan más dificultades. Pero está seguro que al llegar a la cima encontrará una vista más gloriosa y el descanso que más desea, en lo cual le gusta pensar anticipada y constantemente. Va hacia adelante con nuevo valor, animado ya por el recuerdo del pasado y la esperanza en el futuro.
Podemos decir que esto pasa con nosotros mismos, cuando en el curso de nuestra vida nos detenemos y meditamos en el punto que hemos alcanzado, lanzando la mirada con éxito a los días que han pasado y los que se extienden delante de nosotros…
Su Párroco,
Padre David