¿Quién es Jesús Para Mí?
El hombre con el Espíritu inmundo en el Evangelio de este Domingo proclama inequívocamente algo que muchos de nosotros pasamos toda la vida luchando por identificar en nuestras propias vidas. Este improbable profeta declara rotundamente a Jesús y a la multitud reunida: "Yo sé quién eres: ¡el Santo de Dios!" al dirigirse a Jesús en el templo. Oh, cómo desearía haber podido siempre declarar con tanta certeza y claridad la identidad y el significado de Jesús en el mundo que me rodea, y mucho menos en mi propio camino de fe personal.
Incluso como católico de toda la vida, he luchado honestamente con este dilema toda mi vida. A veces, mi discernimiento de la identidad de Jesús por mí mismo parecía una fascinante montaña rusa con un torrente de altibajos. Sin duda, al recordar mi camino de fe, soy muy consciente de cuándo y dónde he estado abierto a un encuentro genuino con Jesús, y esas veces me negué obstinadamente. Cuando estuve abierto, como el hombre del Templo, pude proclamar y responder a Cristo. En esos momentos, la apertura y el reconocimiento de una relación con Cristo realmente alterarían mi vida. Experimentar esos momentos me ha proporcionado bendiciones, esperanza y gracia. Buscar más de ellos en mi vida me ha permitido soportar y superar incluso las caídas más profundas en la montaña rusa de mi camino de fe.-Leo
Evangelio: Marco 1:21-28
En aquel tiempo, se hallaba Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.