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"He told them, 'Let us go on to the nearby villages that I may preach there also. For this purpose have I come.'" From today's Gospel, Mk 1:29-39.
The excitement of a new year lies in the idea that a new year brings an opportunity to start fresh. Of course, with the new year there is a natural tendency to set new goals, to commit to change and improve ourselves. We do this because we have hope, hope of a better life and of renewal. This year it may be difficult to be hopeful because of the news of our present time. We hear bad news from various media sources and sometimes it gets a little old not to mention discouraging, despite the resolutions we may have set for ourselves. Today’s Gospel message reminds us of the Good News, the news we can count on.
Jesus knew His purpose in this world and faithfully followed it. He came to preach the good news, and to fulfill the prophecy of the long-awaited Messiah. He came to heal the people on earth and give them eternal life. Yet Jesus’ mission did not simply end when He ascended to heaven. He is still with us now to heal us and fill us with hope. His desire to heal us and offer us eternal life does not change with the happenings of our world. No matter the headlines and bad news, Jesus is still our best news.
Jesus cares about our problems. It may sound impossible to believe that Jesus will care for you out of all the people in this world, but He does! Our Lord knows you personally and intimately. He knows your dreams, your goals, your fears, and all the desires in your heart. Jesus knows you by name, and just like more than 2000 years ago He wanted to reach out to every person in the villages He visited, He also wants to reach out to each one of us today. Let us intentionally embrace the Good News, and let’s hold on to the love of God, especially in these times. Remember St. Paul’s words to the Romans, “neither death, nor life, nor angels, nor principalities, nor present things, nor future things, nor powers, nor height, nor depth, nor any other creature will be able to separate us from the love of God in Christ Jesus our Lord” (Romans 8: 38-39).
What do you seek? This Lent explore the deepest questions of the human heart:
Why am I here? What's life all about? What happens when we die?
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Office of Adult Faith Formation
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"Él les dijo: 'Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido"' Del Evangelio de hoy, Mc 1, 29-39.
La emoción de un nuevo año radica en la idea de que un nuevo año brinda la oportunidad de comenzar de nuevo. Por supuesto, con el nuevo año hay una tendencia natural a establecer nuevas metas, a comprometernos con el cambio y la superación. Hacemos esto porque tenemos esperanza, esperanza de una vida mejor y de renovación. Este año puede ser difícil tener esperanzas debido a las noticias de nuestro tiempo presente. Escuchamos malas noticias de varios medios de comunicación y a veces se vuelve un poco monótono por no mencionar desalentador, a pesar de las resoluciones que nos hayamos fijado. Sin embargo el mensaje del Evangelio de hoy nos recuerda las Buenas Nuevas, las Buenas Nuevas con las que no nos desalentaremos.
Jesús conocía su propósito en este mundo y lo siguió fielmente. Vino a predicar las Buenas Nuevas y a cumplir la profecía del Mesías tan esperado. Vino para sanar a la gente de la tierra y darles vida eterna. Sin embargo, la misión de Jesús no terminó simplemente cuando ascendió al cielo. Él todavía está con nosotros ahora para sanarnos y llenarnos de esperanza. Su deseo de sanarnos y ofrecernos la vida eterna no cambia con los acontecimientos de nuestro mundo. No importan los titulares y las malas noticias, Jesús sigue siendo nuestra mejor noticia.
Jesús se preocupa por nuestros problemas. Puede parecer imposible creer que Jesús se preocupe por usted entre todas las personas de este mundo, ¡pero lo hace! Nuestro Señor lo conoce personal e íntimamente. Él conoce sus sueños, sus metas, sus miedos y todos los deseos de su corazón. Jesús lo conoce por su nombre, y al igual que hace más de 2000 años, quería llegar a todas las personas en los pueblos que visitó, también quiere llegar a cada uno de nosotros hoy. Abracemos intencionalmente la Buena Nueva y aferrémonos al amor de Dios, especialmente en estos tiempos. Recuerde las palabras de San Pablo a los romanos: “ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, en Cristo Jesús Señor nuestro ”(Romanos 8: 38-39).
¿Qué buscas? Esta Cuaresma explora las preguntas más profundas del corazón humano:
¿Por qué estoy aquí? ¿De qué se trata la vida? Que pasa cuando morimos?
La BÚSQUEDA lo guía a través de la gran gran historia de todo, ya que astrofísicos, psicólogos, neurocientíficos, artistas, químicos y profesores apuntan a una gran conclusión: Jesucristo y la Iglesia Católica. ¡Reúnase con su familia, grupo parroquial o amigos y comience esta búsqueda! Haga clic aquí.
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Oficina de Formación de Fe para Adultos