“Be hospitable to one another without complaining.” 1Peter 4: 9)
A foundation of stewardship is hospitality. In gratitude to God for his abundant blessing, we are invited to offer a gift of hospitality, a gift of welcome to those around us. To feel welcome is to understand that we are wanted, accepted, appreciated, and comfortable with these people, in this place, in this moment. We belong. We belong together. Together we belong to the Body of Christ.
Yet most of us have experienced a time when we felt alone, ignored, or overlooked. We gaze in from the outside, hoping someone will notice and invite us to join in. Why is it so difficult for us to speak? What stops us from inviting?
It’s not my job…. I’m old, they are young…. I’m young, they are old…. I don’t know what to say…. I don’t want to interrupt…. We don’t speak the same language…. I’m just too shy…. I’m embarrassed…. I can’t remember their names…. I need to catch up with my friends…. I want to but what if I’m ignored…. Someone else will do it…. It doesn’t matter anyway.
These reasons and many others are real and scary. The Holy Spirit gives us the courage to set aside these fears. A smile is a good place to start. A nod and “Hi” or “Good morning” are pretty simple too. Don’t try to figure out who the “newcomers” are. If you have never spoken to the person who sits in the pew behind you every Sunday then you are “new” to each other. As our fellow parishioners who have remained at home during the pandemic return, many may have a sense of “strangeness” and need to know that they are returning to a community that has missed them.
Remember that hospitality is a two-way street. Extend and accept expressions of welcome. If you are a long-standing member of Our Lady of Grace, look around for old friends and new faces. Be open to those who approach you and chuckle if someone asks if you are “new to the parish.” Newcomers, persist. If you want to find community, please don’t give up. Introduce yourself again and again. Even more important, you can be someone else’s welcoming face even if you have only been around for a few months.
If we want to be a welcoming parish, we must all welcome. No one has to have a badge to be a minister of hospitality. Your badge is a smile and a greeting. However, if you have the gift or charism of hospitality, then you are needed and wanted at Our Lady of Grace in the liturgical ministry of welcome or as a member of the Newcomer/Hospitality Ministry.
“…I was a stranger and YOU welcomed me…” Matt 25: 35b
"Sean hospitalarios los unos con los otros sin quejarse". (1 Pedro 4: 9)
El fundamento de la Buena administración (stewardship) es la hospitalidad. Como agradecimiento a Dios por sus abundantes bendiciones, estamos llamados a ofrecer el regalo de hospitalidad, un regalo de bienvenida a quienes nos rodean. Sentirse bienvenido es entender que somos queridos, aceptados, apreciados y que estamos cómodos con esas personas, en ese lugar, en ese momento. Nosotros pertenecemos. Pertenecemos juntos. Juntos pertenecemos al Cuerpo de Cristo.
Sin embargo, la mayoría de nosotros hemos experimentado momentos en los que nos sentimos solos o ignorados. Miramos desde afuera, esperando que alguien se dé cuenta y nos invite a unirnos. ¿Por qué nos resulta tan difícil hablar? ¿Qué nos impide invitar?
No es mi trabajo... Soy viejo, ellos son jóvenes... Soy joven, ellos son viejos... No sé qué decir... No quiero interrumpir... No hablamos el mismo idioma... Soy muy tímido... Me da vergüenza... No recuerdo sus nombres... Necesito ponerme al día con mis amigos... Quiero, pero ¿y si me ignoran...? Alguien más lo hará…. De todos modos, no importa.
Estas y muchas otras razones son reales y aterradoras. El Espíritu Santo nos da el valor para dejar de lado estos temores. Una sonrisa es un buen punto de partida. Un "Hola" o "Buenos días" también son muy simples. No intente averiguar quiénes son los "recién llegados". Si nunca ha hablado con la persona que se sienta en el banco detrás de ti cada domingo, entonces tú eres el "nuevo" para el otro. A medida que nuestros compañeros feligreses, que se han quedado en casa durante la pandemia regresan, muchos pueden tener una sensación de “extrañeza” y necesitan saber que están regresando a una comunidad que los extrañó.
Recuerde que la hospitalidad es una calle de doble sentido. Amplíe y acepte las expresiones de bienvenida. Si eres miembro de Nuestra Señora de la Gracia desde hace mucho tiempo, mira alrededor por los viejos amigos y los nuevos rostros. Esté abierto a aquellos que se le acerquen y se rían entre dientes si alguien le pregunta si es "nuevo en la parroquia". Los recién llegados, persisten. Si quieres encontrar una comunidad, no te rindas. Preséntate una y otra vez. Y aún más importante, tú puedes ser el rostro de bienvenida para otra persona, incluso si solo ha estado presente durante unos meses.
Si queremos ser una parroquia acogedora, todos debemos dar la bienvenida. Nadie tiene que tener una insignia que diga: ministro de hospitalidad. Tu insignia es una sonrisa y un saludo. Sin embargo, si tienes el don o el carisma de la hospitalidad, entonces eres necesario y deseado en Nuestra Señora de la Gracia, dentro del ministerio litúrgico de bienvenida o como miembro del Ministerio de Recién Llegados / Hospitalidad.
"... yo era un extraño y TÚ me recibiste ..." Mateo 25: 35b