Queridos Feligreses,
La iglesia como templo, tiene diferentes partes que enmarcan cada una en referencia a su propósito. Mucha gente acostumbra llamar “santuario” al interior de la iglesia, sin embargo, el santuario es una parte separada donde tiene lugar la actividad litúrgica. Las partes identificables de nuestra iglesia como templo son: el nártex, la nave, los transeptos, el santuario o ábside y el domo.
La iglesia como edificación o templo, tiene dos propósitos. Primeramente es un lugar santo reservado para la Sagrada Liturgia. También es, como dice el Catecismo (1185) “un espacio que invita al recogimiento y a la oración silenciosa, que prolonga e interioriza la gran plegaria de la Eucaristía.”
Una definición original del templo es: “un sermón en piedra.” Esto significa que visualmente presenta la verdad de Cristo que nos guía al entendimiento y a la fe. Así como el cuerpo humano tiene diferentes partes, también el templo que forma una unidad orgánica, tiene diferentes partes.
El área de entrada de una iglesia se llama nártex. Es un área de reunión donde se crea un espacio de transición para aclimatar el cuerpo y el alma de la persona hacia la oración. Originalmente el área de entrada de una iglesia era un patio o atrio con una fuente de agua. Al pasar por este espacio, la mente y el corazón eran purificados por el sonido del agua en movimiento, y así el ruido del exterior era amortiguado con el fin de preparar el corazón y el alma de la persona para la reflexión y el silencio dentro de la iglesia. Los pasillos interiores al oriente y poniente del nártex, se llaman deambulatorios. Originalmente, estos pasillos interiores eran lugares donde se rezaba al ir caminando.
El interior de la iglesia donde la gente se congrega, se llama “nave”. Es una palabra con raíz en latín, que significa barco. Los arquitectos de la época gótica construían barcos, y es de notar que el techo (en la foto de arriba) nos recuerda el inverso del casco de un barco. El significado espiritual es que estamos dentro del “barco” de San Pedro que nos guía hacia la orilla del cielo. En nuestra parroquia, la nave está separada en tres secciones: nave central, transepto Este y transepto Oeste.
El área elevada del altar se llama santuario o ábside. El altar y todo lo que se necesita para la Sagrada Liturgia se encuentran en esta área. El techo o domo del ábside representan el cielo, a donde Nuestro Señor ascendió desde el Monte de los Olivos, cuando los dos ángeles dijeron a los discípulos: “Este Jesús que les ha sido quitado, volverá de la misma manera que ustedes lo han visto ir al cielo.” (Hechos 1,11b).
Es desde el altar que la congregación venera, en las palabras del sacerdote durante el Rito de Comunión de la Misa “…mientras esperamos la venida gloriosa de nuestro Salvador, Jesucristo.”
Su Párroco,
Padre David