La pregunta sigue siendo válida hoy: ¿Qué es lo fundamental para seguir siendo fieles al mensaje de Jesús? En este mismo sentido, los capítulos 10 y 11 de los Hechos de los Apóstoles son todo un ejemplo de tolerancia religiosa por la acción del Espíritu. Una lectura de los mismos nos ayuda a sentir ese espíritu y a entender la tolerancia y la frescura de aquellas primeras comunidades. Lo importante para vivir y animar la comunidad eclesial es esa forma de comunión humana que, animada por la libertad del Espíritu, nos permite ver en la humanidad de los otros la presencia de Dios, y esto es lo realmente central.
Nos acercamos cada vez más a Pentecostés, y Jesús hoy, en su discurso de despedida (recordemos que el próximo domingo celebraremos la Ascensión), quiere animar a sus discípulos para que no estén tristes. Les deja la paz y una promesa que se cumplirá en Pentecostés: El Espíritu Santo vendrá.
La partida del Maestro causará tristeza y miedo en su grupo de discípulos. Pero Jesús quiere que sigan teniendo paz y ánimos, y que más bien se alegren de que él vuelva al Padre, porque de alguna manera eso hará que les esté más presente en su vida futura: «la paz les dejo, mi paz les doy… no tiemble su corazón ni se acobarde… si me amaran se alegrarían de que vaya al Padre» Paz y Bien.