Lo que me atrajo al sacerdocio fueron dos cosas: un sacerdote santo y la adoración. Conocí a un sacerdote llamado Fr. Will en mi parroquia de origen Santa María Magdalena. Tenía una alegría auténtica y un amor claro por Cristo que estaba profundamente arraigado en la oración. Después de ir a mi primer retiro en mi último año de secundaria, parecía que Dios me había mostrado que Él era más que solo un día de la semana y fue allí donde sentí el llamado al don del sacerdocio. Mi amigo me invitó a la adoración e íbamos juntos semanalmente. Después de tres años de oración, guía espiritual y conversaciones sinceras con mis amigos, finalmente apliqué y fuí aceptado. Este verano tengo el privilegio de trabajar contigo y para tí en la Catedral de Simón y Judas. Estaré ayudando con el ministerio juvenil, participando en el coro, sirviendo en Misa y trabajando detrás de escena en la oficina parroquial. Por favor, oren por mí éste verano para que pueda estar más conforme al Sagrado Corazón.