Un mensaje del p. Carlos
Vida Nueva en la experiencia de Jesús Resucitado.
Feliz día a todas las madres, bendiciones y que su misión como madres siempre estén protegidas y amparadas por la Madre de Dios, Nuestra Madre Santísima que nos invita siempre a ser seguidores de Jesucristo. Dios las proteja y las bendiga a todas ustedes, y claro a todas las mujeres que de una u otra forma generan vida, cuidan, aman, sirven, adoctrinan. A todas Feliz día.
La palabra de hoy sigue invitándonos a que reconozcamos la fuerza de la resurrección en los discípulos, apóstoles, seguidores y nuevos bautizados, todos ellos se han dedicado a hacer presente la vida del Resucitado en sus actos, oraciones, reuniones. Y sobre todo haciendo el bien, curando, evangelizando, sanando, convirtiendo, es una maravilla como Hechos de los Apóstoles nos cuenta las grandezas y proezas hechas en nombre del resucitado.
Vemos la insistencia de la importancia de contar con la gracia, fuerza, e imposición de manos, invocando al Espíritu Santo para aquellos que se han bautizado y ahora se les confirma en la Fe del Resucitado cuando nos dice Jesús Reciban al Espíritu Santo, a todos, todos, nos ha dado su Espíritu en el bautismo, la confirmación, confesión, eucaristía, en general en los sacramentos, ahí mismo por la fe en el Resucitado nos hacemos piedras vivas , viviendo en la Gracia del Espíritu Santo.
Ante la presencia del Señor de esta presencia continua e invisible del espíritu santo en mi vida, surge inmediatamente una pregunta, ¿Cómo es mi relación con El? Me abro a su presencia en mi diario vivir, decisiones, ¿esfuerzos por vivir una vida santa? ¿O tengo olvidado al Espíritu y descuidada mi relación con El porque no lo veo ni lo percibo?
No nos olvidemos cada día, a pesar de nuestras ocupaciones y trabajos, darnos un momento para intimar con Él, con su Espíritu, con su presencia en mi vida como bautizado y en mi familia como la familia unida e integrada por los dones del Espíritu. No dejemos que termine este tiempo de pascua sin antes estar bien entregados al Espíritu de la Resurrección, que es la vida nueva en el Espíritu. Amen.