Un mensaje del p. Carlos
La ascensión del Señor nos da prueba de la Resurrección.
Hoy celebramos la Ascensión del Señor, que sería , como estar celebrando hoy el propio día de la Resurrección, si ustedes ponen atención siempre se nos invita a vivir la resurrección en nuestro diario vivir, pues cuando Jesús se va al cielo, la invitación para todos, es, vayan y anuncien, que Él está vivo, díganle a los demás que ha Resucitado, que el sepulcro está vacío.
La muerte de Jesús en la cruz nos manda a ir al cielo y a los demás, pues la cruz con sus dos trazos, uno horizontal y el otro vertical nos recuerda a Dios, al cielo, y a los otros, al mundo , a la tierra. Y es aquí donde debemos reflexionar como estoy yo comprometido con el Reino de Dios, si realmente estoy siendo fiel a la invitación de Jesús y de sus seguidores, vayan y anuncien que está vivo, que no está muerto, que Resucitó.
La Buena Noticia que el discípulo tiene que anunciar irá acompañada de la mano de Jesus REsucitado, con estos signos: echarán demonios, hablarán lenguas nuevas, las serpientes no les harán daño, curarán enfermos. ¿Cómo se traduce esto hoy día? Me atrevo a sugerir pistas para que esta Buena Noticia se haga realidad: el mal o demonio de hoy es el egoísmo que nos agarra, el materialismo que nos rebaja, el indiferentismo que nos hace insolidarios y nos aleja de lo religioso y de Dios. Las lenguas
nuevas son las que sirven para el diálogo, las que nos ayudan a entendernos y a comprendernos. Las serpientes venenosas son las mentiras y trampas que nos tiende la sociedad hedonista y que sólo con la presencia de Jesucristo en nuestra vida podemos vencer. La enfermedad de nuestro tiempo es el desamor, las prisas y el pragmatismo exacerbado. Necesitamos renovar el Bautismo, reorientar nuestra vida cristiana, sentirnos de nuevo enviados por Cristo.
Mirar hacia el cielo no tiene nada de malo, el problema es no hacer que todos miremos hacia el Cielo después de haber anunciado, evangelizado, proclamado de acuerdo con la invitación de hoy, no se queden ahí mirando, vayan hay mucho que hacer hagan del mundo algo mejor, que las familias se conviertan, que los bautizados se comprometan a la vivencia del evangelio cada día, ahí donde está cada día esa persona. Que la eucaristía no termine con la última persignada aquí en el templo, al contrario que me haga recordar que cuando me bendigo debo ir a bendecir con mis actos a los demás, a los que no están aquí, vivamos esparciendo la buena nueva de la salvación. Nuestro compromiso bautismal es ese, vayan, vayan, vayan. Anúncienlo. Paz y Bien.