Con profunda tristeza compartimos el fallecimiento de nuestra querida y estimada hermana Mercedes. Nos unimos en oración a su esposo Roberto Rodríguez, sus hijas Yomayra y Christy y la familia de Mercedes y Roberto.
Mercedes fue directora de Formación en la Fe de la parroquia Transfiguration en St. Petersburg y al cierre de la parroquia, sirvió fervorosamente con sus talentos en la oficina de Ministerios Interculturales de la Diócesis de St. Petersburg.
Ella fue miembro de la Asamblea Diocesana de Pastoral Hispana y colaboró como voluntaria en varias oficinas diocesanas, especialmente como facilitadora de los Talleres de Certificación para catequistas en español y en la Escuela de Ministerios del Instituto Pastoral del Sureste (SEPI).
Mercedes fue estudiante comisionada del Instituto Pastoral del Ministerio Laico (LPMI) de la Diócesis de St. Petersburg y un bello ejemplo de cómo vivir nuestra fe, siempre con esperanza y amando al prójimo.
Su más reciente ministerio fue el de impartir la enseñanza de las Sagradas Escrituras a través de clases de Biblia en línea. Las semillas sembradas por Mercedes han dado fruto en la pequeña comunidad que planea seguir reuniéndose para estudiar la Biblia.
"Está bien, servidora buena y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco…entra a participar del gozo de tu señor". Mt 25, 23
Velorio: Sábado, 6 de abril 2024 a las 10:00am - 1:30pm
Sorenson Memorial
Sorenson Memorial
Misa fúnebre: Sábado, 6 de abril, 2024 a las 2:00pm (cambio de hora)
Capilla de la Catedral de St. Jude the Apostle
Obituary for Mercedes Cedeno-Pitre | Sorensen Funeral Home
Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.
Oración a nuestra Madre de la Merced
Para nuestro remedio, te pedimos, Madre querida, que rompas las cadenas de nuestro pecado…»
Virgen María de la Merced, bondadosa Madre de Dios, estrella resplandeciente del mar, luna purísima que recoges los rayos del Sol de Justicia, y te nutres de ellos para reflejarlos de la mejor manera.
Escucha Madre, nuestros ruegos; tú que atendiste desde el cielo los tristes lamentos de los pobres cautivos que gemían sin consuelo en la dura opresión y rompiste las cadenas que los aprisionaban por medio de tu familia de redentores.
Por tu ardiente caridad, por tus virginales entrañas en que se encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, te pedimos, Madre querida, que rompas las cadenas de nuestro pecado, para que libres de ellas, podamos conformarnos con tu Hijo el Señor Jesús.
Amén.