Un mensaje del p. Carlos
Domingo de la misericordia del Senor, este es el segundo domingo de pascua, fin de la octava de pascua. Hemos celebrado por ocho días, la misa celebración recordando cada día que está aquí, qué es la misma solemnidad que nos ha abierto las puertas al cielo.
Hoy, unido al segundo domingo, escuchamos la famosa frase de la divina misericordia, Por tu dolorosa pasión, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Esta respuesta o frase que hemos aprendido y que nos hace pedir su misericordia, y eso porque sabemos que Dios está lleno de misericordia, que tanto amó al mundo que murió por nosotros, para la salvación del mundo.
Este domingo los Hechos de los Apóstoles nos recuerdan que esperar a Cristo es despojarse, es pensar en los demás, es no apegarme a nada ni nadie y que lo único que podemos hacer es esperar su venida amando a los demás, poniéndolo a Él como el centro de todo.
Este domingo es acerca del amor, y ya sabemos cómo Él nos ama, ¿ahora es el turno nuestro, como nos amamos? ¿Qué hacemos? ¿De qué pan nos estamos alimentando? El que haya aparecido y les ofrezca paz, y se acerque a ellos, es porque en su muerte y resurrección celebramos su presencia para siempre con nosotros. Así que no debemos dudar, está conmigo, ahí va cada día, ahí aparece, me consuela, me guía, me ilumina, llama etc.
Hoy es un día para recordar las obras de misericordia, son para mostrar amor a Dios y a los hombres y mujeres. Visitar al que está preso, al enfermo, dar de comer al desamparado, acompañar, visitar al enfermo. Ayudar al vecino. Extender la mano a aquel que pasa a mi lado, que vive conmigo, trabaja ahí mismo en el mismo lugar. Démosle de beber, de comer, vistámoslo, consolémoslo. Obras de Misericordia. Bendiciones.