"Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos." - MT 18:20
A menos que hayas estado totalmente desconectado y "fuera” de las redes de comunicación durante los últimos dos años, sabes que nuestro país y el mundo han estado bajo una gran cantidad de estrés y conflicto. Apenas puedes ver las noticias o entrar en el internet sin ver encuentros violentos y caóticos entre individuos, grupos e instituciones. Con las cámaras de los teléfonos celulares en todas partes no hay privacidad y nada parece tener límites. Hubo un tiempo, no muy lejano, en que se vivía más civilmente y con menos polémicas.
En el Evangelio de san Mateo de este fin de semana Jesús explica a los discípulos cómo manejar las disputas y desacuerdos. Lo desglosa en tres diferentes niveles: de cara a cara, con dos o tres personas, y finalmente con la comunidad. Nuestro Señor comprendió que habría desacuerdos, incluso dentro de la comunidad eclesiástica, y por eso dio consejos prácticos para resolver tales conflictos dentro de un espíritu de oración, de amor, compasión, sabiduría y comprensión, que son virtudes y dones del Espíritu.
En el mundo de hoy, y aun en la vida propia, muchos de nuestros desacuerdos carecen de compasión, sabiduría o comprensión. A menudo parece como si no hubiera amor, respeto o tolerancia por el punto de vista de otra persona. Es más, pudiera llegar a ser sumamente cruel, ya que el anonimato del Internet y los medios sociales fomentan dicha actitud.
Como cristianos estamos llamados a seguir un camino diferente y a adoptar una forma diferente de vivir y relacionarnos con los demás, incluso con aquellas personas que no estamos de acuerdo. Sí, siempre debemos mantenernos firmes en nuestra fe y convicciones morales; pero también debemos tratar a los demás con caridad y respeto, y comprometernos a tener un diálogo civil y a preocuparnos por su salvación. Si así lo hacemos, estaremos siguiendo el ejemplo que nos dio Jesús.