"Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó: «No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. - Mateo 18, 21-22
"Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Con estas palabras rezamos el Padrenuestro en la Misa y en nuestro tiempo de oración personal. Conocemos las palabras, ¿pero comprendemos el significado de lo que estamos rezando? En realidad, le pedimos a Dios que use el mismo estándar para perdonarnos, que el que usamos para perdonar a los demás. ¿Lo digo en serio? Me gusta pensar que soy una persona que perdona, pero sé que no soy perfecto en esa área y debo estar consciente de ello. Por eso esas palabras del Padrenuestro deberían llamar nuestra atención.
El Evangelio de san Mateo de este fin de semana habla del perdón. Se trata de un rey que perdonó a su servidor, que tenía una gran deuda y no podía pagarla. El servidor estaba a punto de perderlo todo, pero pidió perdón al rey que, movido por la compasión, le perdonó la deuda. Más tarde, ese mismo servidor no mostró ninguna compasión hacia un compañero que le debía mucho menos. El rey se enteró de esto y lo entregó a los verdugos hasta que pagó su deuda.
Jesús usó este ejemplo para mostrarnos que Dios Padre es compasivo, misericordioso, lento para la ira y grande en misericordia. Pero debemos estar abiertos a su misericordia, y reflejar esa misericordia y ese perdón en nuestra propia vida en nuestro trato con los demás. Si Dios es infinitamente misericordioso con nosotros, ¿no deberíamos también perdonar a nuestros familiares, compañeros de trabajo, vecinos o incluso a los desconocidos? Y no sólo de palabra, "te perdono", sino "de corazón", como dice el Evangelio.
¿Sigues aferrado a un rencor o a una situación que ocurrió hace semanas, años o incluso décadas? ¿Hay alguien a quien no has podido perdonar? Aunque alguien nunca pida perdón por la forma en que te hirió, eso no impide que le perdonemos de corazón. Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.