¡Alégrase, porque la espera casi ha terminado!
En tiempos pasados cuando venia al trabajo, un verdadero punto culminante del día era el camino a casa. Durante este tiempo, reflexionaba sobre mi día en la oficina y, lo que es más importante, comenzaba a celebrar mi llegada a casa para ver y estar con mi familia. Al igual que en mi camino hacia el Adviento, o incluso este año, sabía que no importaba lo largo o difícil que hubiera sido mi día, mi corazón pronto se llenaría de alegría y celebración cuando mi día se cruzara con la vida de mi familia. Este Domingo se celebra el Domingo de Gaudete o Alegria celebrando lo lejos que hemos caminado en este Adviento y cuánto más cerca estamos del gozo del nacimiento de nuestro Señor. Este domingo nos recuerda que incluso en medio de las luchas y los obstáculos inimaginables que todos hemos encontrado este año, el plan maestro de Dios es de esperanza y regocijo. ¿Cómo no esperar ansiosamente con corazones regocijados la venida de nuestro Salvador que superará todos los desafíos de nuestra vida? Leo
Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 5, 16-244
Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa.